La contaminación del arroyo se visibiliza, sobre todo, luego de las lluvias en la región. La crecida arrastra residuos y hasta animales muertos hasta la desembocadura en el río Paraná. Lo más visible es lo que ocurre aguas abajo pero el punto de partida de la grave situación que atraviesa el curso de agua debe analizarse aguas arriba.
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El arroyo Ludueña exhibe residuos en diversos tramos de su recorrido, que se acentúan ante la falta de lluvias de importancia.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
La cuenca del arroyo Ludueña incluye a los canales Salvat e Ibarlucea e involucra a las localidades de Rosario, Roldán, Funes, Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez, Ybarlucea, Ricardone, Pérez, Zavalla y Pujato, entre otras.
Contaminantes diversos
“Para pensar en las sustancias que contaminan el Ludueña, hay que pensar en los usos que tiene la cuenca”, señaló a La Capital Sofía Naranjo, del Taller Ecologista.
La cuenca está atravesada, actualmente, por tres usos principales: industriales, domiciliarios y agrícolas. De cada uso se desprenden distintas cuestiones que la afectan.
“De lo industrial se desprenden metales pesados, del sector domiciliario, efluentes cloacales, y de prácticas agrícolas surgen los agroquímicos y fertilizantes”, enumeró Naranjo.
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Particularmente de este último grupo surge, según explicó, “una gran cantidad de sustancias orgánicas de toxicidad e impactos variables. Los fertilizantes producen un desbalance en nutrientes del arroyo y generan contaminación. La manera más visible de esto es la eutrofización”.
Algas que indican contaminación
La eutrofización es una de las maneras de identificar el exceso de esos nutrientes en un curso de agua por la aparición, en el caso del arroyo Ludueña, de algas.
Al respecto, Naranjo detalló: “Quiere decir que hay muchos nutrientes, sobre todo nitrógeno y fósforo que provienen de los fertilizantes, por lo que las algas crecen muy rápido. Es solo un tipo, que compite con el resto de la flora del arroyo y la mata al no dejarlas crecer porque las algas se desarrollan sobre la superficie, generan una pantalla y no dejan que llegue la luz al resto. También quitan el oxígeno y esto hace que se mueran peces”.
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Algas producidas por el proceso de eutrofización.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
También detalló que se pueden formar cianobacterias: liberan toxinas que, justamente, pueden ser tóxicas para la flora, la fauna y las personas que eventualmente se bañen en las aguas donde se encuentran estos organismos.
Suelo sin absorción y potenciales inundaciones
Para ver las complicaciones sobre el arroyo Ludueña, se pueden dividir en dos grandes zonas el accionar de cada grupo que afecta al curso de agua: en la zona alta y media hay dominio de usos agrícolas, mientras que en la zona baja del arroyo los problemas surgen no solo por estas cuestiones y por la injerencia de industrias sino, sobre todo, por las urbanizaciones recientes que se dieron en torno a la cuenca.
“Es muy difícil pensar en cómo era la cuenca en su forma más natural. A lo largo de los años fue cambiando el uso del suelo. En la zona baja, por ser suelos salinos no aptos para agricultura, vemos que en los últimos años hubo un cambio de su uso por urbanizaciones desordenadas que producen una impermeabilización del suelo. Antes eso era absorbido por el pastizal para que no llegue al arroyo, pero ahora se está tirando agua más rápido y disminuyeron los tiempos de escurrimiento”, explicó Naranjo.
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La presa de retención del arroyo Ludueña, inaugurada en 1995, contribuye a un lento drenaje para atenuar crecidas en caso de lluvias constantes. La zona está pensada para que se inunde.
Esto deriva en potenciales inundaciones de zonas de la ciudad que ya las sufrieron y que son vulnerables, que todavía deben resolver cuestiones de saneamiento y de higiene.
En ese sentido, el ingeniero agrónomo de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Sergio Montico, detalló: “Los procesos de urbanización que se fueron dando en distintos sitios de la cuenca comprometieron la dinámica hídrica porque generaron traumas hídricos. Esas urbanizaciones, en algunos casos, produjeron procesos de torrencialización. El excedente de aguas se mueve con mayor facilidad y rapidez”.
Ordenamiento territorial
Los suelos ya no son suelos, se convirtieron en meras superficies de apoyo. Queda poco de una de las principales propiedades de los mismos en la zona de la cuenca: retener agua para que la misma no llegue en grandes cantidades a Rosario.
Por la impermeabilización de los suelos hay menor infiltración de las lluvias, que escurren territorio abajo junto con todo lo que arrastra: desde desechos industriales y efluentes de usos agrícolas (agroquímicos y fertilizantes) hasta residuos o desechos humanos.
Paradójicamente, una de las razones por las que la mayor escorrentía no afectó a la ciudad durante algunos años fue por la sequía que golpeó durante más de tres años a la región. Pero este año predominó El Niño y el Ludueña mostró que, en otras condiciones, la situación puede ser peor.
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En Nuevo Alberdi, los vecinos padecieron las intensas lluvias de marzo por el desborde del canal Ybarlucea, uno de los aportantes al arroyo Ludueña.
Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Montico sostiene que “es urgente la implementación de un ordenamiento territorial” en la cuenca del arroyo Ludueña. Este plan permite encuadrar las distintas zonas que conforman el territorio a diversos usos, sin desestimar los procesos de desarrollo pero cuidando la naturaleza.
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“Antes de iniciar un emprendimiento en la naturaleza, lo básico es asegurarse de que los sectores sean seguros. Que no se inunden, pero que tampoco comprometan la funcionalidad del territorio. La cuenca tiene sectores que cumplen determinadas funciones: de reservorio, de retención y de regulación de procesos de escurrimiento de excedentes hídricos. Cuando intervenís zonas naturales urbanísticamente, podés llegar a alterar no solo el suelo sino también la dinámica hídrica, además de otros impactos ambientales que se pueden dar”, explicó el ingeniero agrónomo.
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Vista aérea de la represa del arroyo Ludueña.
Foto: Marcelo Bustamante / Archivo La Capital
Por su parte, la referente del Taller Ecologista celebró que la provincia “se pronuncie y hable respecto del Ludueña para planificar después de tanto tiempo. Pero entendemos que el planteo no tiene la intención de un ordenamiento territorial y ambiental al menos en esta etapa. Eso puede ser un problema porque la cuenca está muy alterada con los cambios de uso de suelo”.
Disputa judicial
Desde el comienzo del período Niña, que duró tres años, ciertos sectores del arroyo Ludueña comenzaron a notarse sumamente degradados ante la falta de lluvias que no aportaban agua para que la basura y los desechos corran aguas abajo.
A principios del 2023, una sentencia de primera instancia dictada por el juez Marcelo Quiroga ordenó que el shopping Fisherton Plaza Open Mall regularizara la descarga de sus efluentes cloacales. La causa se inició en 2020 gracias a un amparo ambiental presentado por la fiscal extrapenal María Laura Martínez contra los es del centro comercial.
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El Fisherton Plaza Open Mall obtuvo un certificado provisorio de aptitud ambiental tras apelarse una sentencia de primera instancia por un amparo.
Foto: Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Los es del shopping apelaron y según explicó a este medio Martínez, a cargo de las investigaciones, “realizaron algunas obras por lo que el Ministerio de Ambiente de la provincia les otorgó un certificado de aptitud ambiental provisorio, que vence a fin de año”.
Desde el Ministerio de Ambiente indicaron a La Capital que el shopping presentó, la semana pasada, la documentación requerida para extender el certificado y que personal técnico se encuentra analizándolo.
Por su parte, la fiscal Martínez adelantó que se está "haciendo un control de la ejecución de la sentencia y todo lo demás se encuentra en etapa investigativa”.
En la reunión del 4 de noviembre que tuvo la comisión de Ecología del Concejo, el edil Julián Ferrero (Ciudad Futura) presentó dos proyectos: uno que encomienda a la Municipalidad para que solicite informes al gobierno provincial sobre el control de efluentes en el Fisherton Plaza y otro que le pide directamente a la Intendencia que informe sobre los tratamientos de los efluentes del mismo centro comercial.
Tanto la encomendación como el informe se aprobaron por unanimidad en la sesión que el Concejo llevó adelante el 14 de noviembre.
Plan de abordaje integral
A mediados de noviembre, el gobierno provincial presentó un plan de abordaje integral sobre el arroyo Ludueña. La primera instancia del plan contempla solo a Rosario, explicaron desde el Ministerio de Ambiente de Santa Fe.
Desde la cartera provincial señalaron que el abordaje será desde una perspectiva socioambiental y enumeraron que los principales problemas que enfrenta la cuenca del arroyo son los cambios de uso del suelo (con sus consecuentes posibles inundaciones), los vertidos no autorizados y los microbasurales, entre otras cuestiones.
Desde el Ministerio de Ambiente detallaron a La Capital que hay más de 70 empresas que interactúan con el arroyo Ludueña y que se fiscalizará, por etapas, a cada una de ellas. Actualmente ya relevaron 22 establecimientos y sobre cuatro de ellos constataron diversos incumplimientos. A su vez, a otras firmas les solicitan adecuaciones al Plan de Gestión Ambiental que, en caso de no cumplirse, pueden terminar en infracciones que luego podrían transformarse en sanciones efectivas.
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En referencia a los loteos urbanísticos, desde la cartera provincial remarcaron que hay 27 emprendimientos vinculados a la cuenca del arroyo y que nueve fueron suspendidos (3 en Funes, 3 en Ricardone, 2 en Ybarlucea y 1 en Soldini).
En ese sentido, Naranjo aportó: “Los proyectos frenados por la provincia están en la zona de la presa de retención, aguas arriba del embalse. Sin tener en cuenta la impermeabilización, es una locura en cualquier parte del mundo construir viviendas sobre un embalse. Eso está pensado para que, justamente, se inunde y para paliar el exceso hídrico”.
“Nos preocupan los espacios de participación. Los que se proponen son más vinculados a monitoreo de calidad del agua, que nosotros venimos generando desde hace tanto tiempo desde el Taller con vecinos y demás organizaciones. Creemos que ya estamos en una instancia en la que los espacios participativos tienen que ser para jerarquizar acciones y que también podamos monitorear las acciones de los gobiernos provincial y municipal”, agregó Naranjo.
Pedido por una reserva
Ante este panorama hay una serie de soluciones. En principio, la referente del Taller Ecologista consideró que retomar el proyecto de la reserva San Jorge es uno de ellos, que se desprendió de la construcción de la presa retardadora.
La presa del arroyo Ludueña se terminó de construir en diciembre de 1995. Se trata de un terraplén de diez metros de alto y de 6,5 kilómetros de longitud que permite que el arroyo descargue de manera controlada sus aguas.
La referente explicó que tras la construcción de la presa, se destinó “una zona verde a modo de compensación para la comunidad. Eso nunca se conformó como una reserva oficialmente, pero sí hubo grupos o personas que tomaron esa idea”.
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La conformación de una reserva aguas arriba de la presa puede contribuir a preservar la fauna que, a pesar de la contaminación, interactúa con el arroyo.
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
“Cuando empezamos a trabajar en el Ludueña, vimos que esa zona conserva pastizales de como la región debería haber sido, además de que tiene lagunas y ambientes de humedales”, agrega. A raíz de un trabajo de visibilización, presentaron, a principios de noviembre, un proyecto al gobierno provincial para que se conforme oficialmente la reserva: “Apuntamos a que sea un área protegida, con un manejo abierto a la comunidad. Es una zona de lo más parecida a lo que era en su estado natural”.
Montico, por su parte, se mostró a favor de este proyecto y remarcó que es fundamental contar con un ordenamiento territorial: “La reserva es un punto de inicio como para preservar algunos ambientes que son frágiles y que ameritan alguna intervención o cuidado para que no estemos, en unos años, haciendo planes de restauración de ambientes degradados. Si se ordenan los territorios, no llegamos a eso”.